“Quiero acudir a un psicólogo, me encuentro mal…” Si es así, tendrá que decidir si recurrir a un profesional o no. Aunque pueda parecer algo lógico, no dejamos de asistir a un aluvión de centros de “terapias” con personas “cualificadas” para dar luz, eliminar malestares y vender la idea de vivir sin sufrimiento, ansiedades o tristezas. Es decir, justo lo contrario de lo que es vivir una vida normal. Por norma en estos centros, nos encontramos personas con experiencias personales que no tienen por qué ayudar a otros, cuya formación nada o poco tiene que ver con el cuidado emocional o, si tienen formación, es de dudosa procedencia, o formación no reglada ni científica, es decir, no está apoyada en la ciencia de la psicología. Curiosa además la cuestión económica, por supuesto al libre albedrío, desde la salud emocional regalada hasta precios que sugieren milagros aprovechándose de la debilidad por la que está pasando la persona, pero nada de ello recomendado por los colegios profesionales porque, sencillamente, no existen. ¡Cuidado, LAS EMOCIONES NO SON UN JUEGO! Es un tópico pero es necesario volver a insistir en que hay que asegurarse de que la persona que le atienda sea profesional de la psicología, en concreto de la psicología clínica o sanitaria ya que tanto sus conocimientos como su colegiación en colegios profesionales avalan su profesionalidad. Además insista en informarse de los años de experiencia del profesional en la problemática que le afecta. Pregunte e infórmese pero no deje sus emociones en manos equivocadas, ¿o dejaría sus ahorros en manos de cualquiera?