CAMINATAS Y MENTE

  • 5 julio, 2017

          Todas las personas hemos oído hablar de los beneficios psicológicos y físicos del deporte y aunque a veces nos complicamos excesivamente buscando un ejercicio concreto que nos ayude a mejorar tal o cual parte del cuerpo, que nos haga quemar más calorías o que nos resulte divertido, la mayoría de las veces esa búsqueda del deporte “ideal” acaba por desanimarnos y nos deja en casa sin hacer nada.

           Existe una actividad barata, asequible a todo el mundo y con unos beneficios indudables para nuestro cuerpo y nuestra mente: caminar.

           En verano, despertarse “con la fresquita” y ponerse ropa y calzado cómodo para lanzarse a la calle y caminar una hora o algo más, es uno de los mejores ejercicios que podemos regalarnos. Si tenemos la suerte de poder hacerlo en la naturaleza, le estaremos ofreciendo a nuestro cerebro, además de la imprescindible tonificación que proporciona cualquier actividad física (circulación sanguínea, oxígeno, actividad muscular…) un potente liberador de la tensión y el estrés mental acumulado durante todo el año.

           El caminar mientras nuestros ojos van mirando el paisaje cambiante a nuestro alrededor, proporciona a nuestra mente la posibilidad de calmarse, relajarse y comenzar a pensar de manera más positiva y creativa. Es sorprendente notar como los problemas que nos acucian a diario van disolviéndose mientras caminamos y escuchamos los sonidos de la naturaleza: el viento entre los árboles, los pájaros a nuestro alrededor, el cielo azul que se despereza y el fresco de la mañana que acaricia nuestro cuerpo.

           Os invito a probarlo. Caminar conscientemente, prestar atención a lo que ocurre a nuestro alrededor y tonificar nuestro cuerpo mientras nuestra mente se va liberando de tensiones y se recarga de energía, positivismo y creatividad. ¿Qué os parece?