¿Por qué nos cuesta tanto hacer dieta?

  • 27 enero, 2017

Hacer una dieta es un objetivo frecuente en los primeros meses de año. Si al comienzo estamos decididos a perder algo de peso, a ser más saludables o a tener un físico mejor…, la realidad es que estas razones se desvanecen cuando nos enfrentamos al fuerte compromiso que supone “HACER LA DIETA”.

¿Cuántas calorías DEBES tomar hoy? ¿Cuántas en el desayuno, exactamente cuántas en el almuerzo y en la cena? ¿Cuántas comidas TIENES que hacer al día? ¿Cuántas piezas de fruta? ¿Qué alimentos DEBES comer? Y, sobre todo, ¿cuáles ni DEBES mirar? ¿Cuántos días TENDREMOS QUE salir a andar? ¿o ir al gimnasio? ¿Qué tipo de raros ejercicios TENGO QUE aprender?…

Y es que el compromiso con la dieta a menudo se aparta de los hábitos que anteriormente teníamos en nuestra rutina y que realmente somos capaces de hacer y de mantener una vez conseguidos los resultados. De ahí que abandonemos las dietas y que volvamos rápidamente al peso que teníamos antes. Entonces nos frustramos, atacamos a nuestra autoestima y, en el mejor de los casos, nos enganchamos de nuevo a otra dieta con el riesgo de obtener los mismos resultados. Desafortunadamente este ciclo se repite demasiadas veces convirtiéndonos en PERSONAS DIETA.

Hemos perdido la costumbre de escucharnos. Nuestro cuerpo nos dice cuándo debemos dejar de comer igual que nos dice qué alimento no podemos probar porque lo rechaza. Pero no estamos entrenados a escuchar nuestro cuerpo. ¿Para qué seguimos comiendo? ¿Somos conscientes de cuando el estómago ya está saciado? ¿Sabríamos detectar las sensaciones físicas de “estoy lleno”, “no necesito más”, “ya no tengo apetito”? El cuidado en la alimentación es necesario y no tiene por qué ser a través de la privación de ciertos alimentos. Podemos aprender a escucharnos y elegir si seguir comiendo o no. Podemos entrenar el notar las sensaciones de estar saciados y tomar entonces contacto de los motivos que nos llevan a cuidarnos. ¿Qué opinas?